Berlín se me resitió. Conseguir pasajes de tren era imposible hasta la semana próxima y aunque Frankfurt me era cómoda y familiar el viaje tiene como meta moverse hasta llegar a París. En la estación de tren fue una odisea entender como funcionan los pases, pero quien menos me colaboró fue la española que atendía en atención al turista. Increíble pero cuando menos te entienden el idioma más se esfuerzan por ser amables. Las máquinas expendedoras que descubrí más tarde están en varios idiomas y facilitan la tarea de sacar el boleto. Debo decir que mi inglés hasta ahora me permitió comer, viajar y alojarme lo que no es poco!
Di mi último paseo por Frankfurt a la espera de la salida del tren. Mis bolsos pesados me hacían ver absolutamente ridícula. Viajar en tren a pesar de todos los que trataron de disuadirme, fue la mejor decisión. No tengo forma, ni suficientes recursos lingüísticos para expresar lo que se ve a través de las ventanillas. Castillos incrustados en medio de la montaña con sus pueblos de casas de colores en las laderas. Tierra sembrada en zonas empinadas, perpendiculares al río. Barcos, carteles de bienvenida y después mucho verde y montaña hasta el próximo pueblo. Todos como salidos de un cuento. Todos como manchas que el hombre le hizo a la montaña hace tanto tiempo que parecen parte de ella como si hubiesen crecido de forma natural. El paraíso esta en muchas partes, Alemania es una de ellas.
El trasbordo del tren fue divertido y lleno de adrenalina. La sensación constante de que podrías pasarte de estación o perderte en los andenes vuelve entretenida la aventura.
Cuatro horas y estaba en la estación de tren de Luxemburgo. Había agua nieve, mucho frío y era de noche. Enseguida apareció Stephan y me dio un abrazo levanto los bolsos con su típica forma medio torpe y me llevo hasta al auto.
Jueves día tranquilo, hice una pequeña recorrida por el centro. Luxemburgo es una ciudad de la realeza. Sus calles son urbanas pero destilan riqueza y glamour. Las marcas de ropa más exclusivas abundan en las calles transitadas por personas de todas partes del mundo. Estilo en cada parte, la basura es cierto no esta en las calles, y reciclar es una forma de vida. Panaderías con exquisiteces y bares se mezclan cerca del castillo donde el rey recibe visitas. Ya la semana que viene recorreré más esta ciudad. Por ahora mañana me voy a Bélgica!.
Nota: Las fotos del tren solo pude sacarlas con elcelu por eso son medio bajas de calidad.
Pido perdón a los puristas del lenguaje pero mi teclado no posee ambos signos de exclamación!
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