lunes, 7 de febrero de 2011

en un lugar impronunciable!

Llegamos con Renata en tren hasta este pueblo dónde podes ver los molinos. Desde que llegas podes sentir un intenso aroma a chocolate. Es un lugar que se parece a los que describen en cuentos para chicos. Casitas de madera, muchas pintadas de verde con puentecitos que cruzan los canales. De fondo molinos gigantes ubicados en perspectiva.
Hay un molino en el que se fabrican pigmentos que esta abierto al público. Subimos por escaleritas empinadas hasta la parte más alta. Se mueve todo ahí adentro!!! Había mucho viento y eso aumentaba la sensación de vértigo. Les presento en la foto a Renata volándose, mi foto en esa situación descansa unos días más en su cámara. El negocio donde compras los souvenirs se convirtió en uno de mis lugares favoritos: mucho queso por todos lados para probar. Hubiera comprado todo, cada porquería turística con algún motivo holandes. Pero ni la billetera ni un viaje que todavía debe continuar me lo permitieron. Es hermoso ese lugar que pareciera estar detenido en otro tiempo. Eso si el baño tiene molinete y solo pasas si pones 0,50 de euro!!!




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