jueves, 10 de febrero de 2011

Luxemburgo ... mejor si estas con alguien divertido!

Llegue a la conclusión de que Luxemburgo es como aquel chico hermoso del que te enamoras perdidamente en la secundaria. Con el que soñas, casi una réplica de Brad Pitt. Pero que cuando lo conoces, solo era lindo. Porque en realidad el pobre es aburrido, insulso, y carente de gracia. Verlo en la foto te hace fantasear con unir tu apellido al suyo, pero por favor que no abra la boca!!! Para admirarlo, para eso si sirve. Mucho mejor si lo haces con amigas. Hoy tuve esa suerte. Vinieron de visita Liza y Luciane las encantadoras brasileras que conocí en Amsterdan. Ellas están en Bélgica y tren mediante compartieron conmigo el día. Volví a la muralla que sola no me había atrevido a recorrer hasta su interior. Bajamos por esas interminables callecitas con siglos de historia, con adoquines verdes de la erosión y el moho antiguo. Puentes, pasadizos, escaleras hechas en piedra. Lugares en los que esperas todo el tiempo encontrarte con Frodo o Gandalf.
Los huecos en el muro por donde miraban los guardias están ahí como si el tiempo no les pasara. A lo lejos aprecias modernos y vidriados edificios, y por momentos no llegas a comprender si estas despierto o dormido. Porque parece un sueño donde se mezclo El Señor de los Anillos con Star Wars.







Hubo almuerzo de un rico sándwich con café con leche, acá le dicen capuccino. Y con struddel de manzana y un nuevo capuccino a la tarde. Las chicas comieron pizza, pero yo me resisto a que denominen esos secos cuadrados con salsa y queso rallado de la misma manera que un manjar de EL CUARTITO. Nos atendió una mujer italiana que solo hablaba su lengua y en un maravilloso inglés tan malo como el mío. Igual que en Amsterdan fuimos a un supermercado. Me había sido imposible hallar uno en los días anteriores. Luxemburgo es hasta un 40% más cara que sus vecinas ciudades. Y los super tan fáciles de encontrar, acá son casi un tesoro escondido. 

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